Saturday, October 22, 2005

Hiroshima mon glamour.


El 6 de agosto de 1945 amaneció soleado en la ciudad de Hiroshima.

Era una ciudad de 245000 habitantes.

El cielo despejado fue una bendición para los pilotos del enola gay que no vería frustradas sus esperanzas de probar por primera vez sobre población civil una bomba de uranio llamada Little Boy.

Este artefacto, construido gracias a los esfuerzos unidos de los mejores científicos del mundo (entre los que se hallaba Albert Eintein, todos le conoceréis por ser el simpático hombrecillo que tenía la costumbre de sacarle la lengua a los fotógrafos), explotó a 600 metros de altura por encima del centro de la ciudad; lo que era una manera de evitar que la tierra absorbiese parte de la energía de la explosión, que era lo que hubiese pasado de explotar en el suelo.

La onda térmica liberada por la explosión fue transportada a la velocidad de la luz en un flash de luz blanca por rayos X alcanzando millones de grados de temperatura.

Al tocar el suelo la temperatura era de varios miles de grados y en un radio de un kilómetro todo se vaporizó instantáneamente.

En el momento del impacto 100 000 personas murieron o sufrieron heridas mortales.

Otras 100 000 estaban gravemente heridas.

La luz cegadora derritió los globos oculares de las personas que se hayaban mirando el cielo en ese momento. Miraban extrañados porque poco tiempo atrás una alarma de bombardeo les había alertado. Era el avión meteorológico que sobrevolaba la ciudad todos los días a la misma hora y la alerta duró poco tiempo. Ahora que observaban 3 aviones solitarios nada les hizo pensar que eso sería lo último que verían en sus vidas.

Una enorme nube de humo negro oscureció el cielo por completo.

En un radio de 4km los edificios y las personas ardieron espontáneamente.

La ola de calor fue tan intensa que derritió la piel de la gente, y quedaba colgando de las puntas de sus dedos y sus talones como jirones gomosos. Desprovistas de piel no tardarían en morir deshidratadas o vícimas de infecciones.

La condensación de la humedad y el humo provocó una lluvia negra y densa (algunas personas gritaron alarmadas que les estaban bombardeando con gasolina) y todos los que tuvieron contacto con la lluvia o bebieron de su agua sufrirían las consecuencias de la primera lluvia radioactiva de la historia.

Aquellos que se refugiaron en los pozos de agua morirían cocidos porque la ciudad había empezado a arder.

El fuego terminó también con la vida de las personas que habían quedado atrapadas bajo las ruinas de las casa que habían sucumbido a la onda expansiva, y obligó a los que todavía podían caminar a arrojarse al río para salvar sus vidas... exaustos muchos acabarían ahogandose.

De 90 000 edificios 62000 fueron complétamente destruidos.

Información anexa.

El 2 de agosto de 1939 Einstein le escribe una carta al presidente de EEUU Roosvelt poniéndole al día de los últimos avances científicos en materia de energía nuclear y le dice textualmente:"puede ser posible crear una reacción nuclear en cadena a partir de una masa de uranio(...) este nuevo fenómeno puede dar lugar a la construcción de bombas (...) de extremada potencia"


http://www.mbe.doe.gov/me70/manhattan/einstein_letter_photograph.htm#1




Sunday, October 09, 2005

Una vez cada 250 años



Esta mañana, mientras medio planeta estaba sumido en el plácido
letargo ofrecido por sus trabajos, vuestro cazador de fenómenos
para.anormales preferido salía a la calle dispuesto a achicharrarse la
preciada fóvea de sus ojos con un espectáculo sombríamente
extraordinario.


Ataviado con mi gorro de avistamiento y acompañado de mi fiel guía
conspiranoico pudimos observar el fenómeno con total claridad.


La tierra se cubrió de una luz más oscura de lo normal, con la
intensidad de un amanecer, pero sin esa calidad anaranjada, y sobre
todo con unas sombras completamente distintas, mientras la temperatura
caía unos 5 grados: un placer para estos ojos, ahora inservibles.

Joven paisano observando el fenómeno con indiferencia.


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